viernes, 29 de noviembre de 2013

REFLEXIONES TEÑIDAS DE NEGRO

Estaba en la farmacia. Cuando Canal 9 se ha ido a negro a las 12:20 minutos no estaba para verlo. Y, en cierto modo, me pesa. Me hubiese gustado acompañarla en sus últimos momentos, que han sido de todo menos tranquilos.

No voy a contar nada que no se sepa ya. La policía entrando en las instalaciones, muchos compañeros en la calle porque no se les permitía el paso, el técnico que se ha negado a cortar la señal, la programación especial en la que hasta se ha dado voz a la presidenta de las víctimas del metro, que durante mucho tiempo estuvo vetada…

En Facebook un compañero lo calificaba de ser digno de Berlanga. Su buena parte de razón tiene. Lo peor es que los malos se han salido con la suya y lo han hecho en un visto y no visto. Tenían mucha prisa por acabar con un juguete que ya no les servía, tenían que silenciar el altavoz de las quejas, de la opinión de la calle, de la sociedad en general.

Tenían que matar a la que en sólo unas semanas se había convertido en su bestia negra, despertando no pocas conciencias sobre lo que está pasando en esta tierra, que es mucho y muy sucio, pero que se puede resumir en dos palabras: CORRUPCIÓN y CORRUPCIÓN.


Por mucho que otros medios se hayan hecho eco de la noticia, hoy faltaba una voz para contarnos lo que había pasado, faltaba la voz que han silenciado, faltaba la voz del medio que se ha hecho protagonista de la actualidad de estas semanas a fuerza de luchar, a fuerza de no callar.

No, los profesionales no agacharon la cabeza. Han pelado hasta el final y su lucha ha sido agónica, a muchos se les saltaban las lágrimas al ver que tanto no había servido de nada.

Hoy es un día tremendamente triste para esos compañeros, pero también para toda la sociedad valenciana y los que una vez formamos parte de esa casa.

Hoy la democracia ha perdido una vez más a manos de los mismos y una vuelve a preguntarse hasta cuándo, hasta cuándo vamos a permitir lo que nos están haciendo con la excusa de una crisis que no deja de ser una puta estafa al pueblo en general. Los ricos son más ricos y los pobres son cada vez más pobres. Todo anda patas arriba y ellos, los mismos, venga repetir que estamos mejor que hace un año.

¿En qué estamos mejor? ¿En tristeza, en impotencia, en desesperación, en aceptar las injusticias, la poca vergüenza de quienes nos gobiernan? ¿A quiénes podemos recurrir? Ni siquiera la justicia es la misma para todos, ahí está el señor Urdangarín, por poner un solo ejemplo. No quieren reformar la Constitución, pero tampoco parecen cumplirla. 

Hoy Canal 9 se iba a negro y lo hacía porque a los mismos les ha dado la gana. Pero hoy también era noticia que el Rey gastaba bromas sobre su salud. ¿De verdad estamos para bromas?

He de ser sincera. Sigo estando bloqueada por lo que a las palabras se refiere, no paso un buen momento personal y si no hubiese pasado lo de Canal 9 no hubiese actualizado este blog. Pero no escribir sobre el día hoy, aunque fuesen unas líneas… No sé, siento que tenía que hacerlo, aunque divagase, aunque no supiese muy bien qué decir porque la pena me embarga, porque a los amigos que dejé allí la pena les embarga.

A una de mis mejores amigas la conocí en esa casa, pasamos muchos momentos juntas, y hoy los recordábamos con lágrimas en los ojos, también recordábamos a los que ya no están para verlo porque cayeron en el combate de vivir.

Las dos hemos estado en contacto todo el día. A ella le debo saber que Canal 9 se había ido a negro. Lo ha seguido en directo, ha vivido la agonía del moribundo y me decía que todavía no podía creérselo. Tampoco yo me lo creo. Cuando he llegado a casa y he enchufado la televisión, cuando he buscado Canal 9 con el mando, me resistía a que lo que iba a encontrarme fuera el negro.


¿EMIGRACIÓN O EXILIO FORZOSO?

Negro como la época en la que estamos viviendo. Una época muy negra, muy oscura, en la que no dejamos de perder derechos, de perder libertades, de perder, sin más.

Hablando con otra amiga y ex compañera de la casa, ella me decía que estaba pensando en irse de este país, que estaba cansada de matarse trabajando en un bar para no poder siquiera llegar a final de mes.

Cuando una persona formada tiene que quitar parte de su formación para poder acceder siquiera a la oportunidad de tener un trabajo, es que la cosa no va nada bien. Diga lo que diga la puñetera recuperación económica que sólo ven unos pocos.

Lo leía también el otro día en el blog de un compañero periodista, aunque él fue más contundente que yo a la hora de explicar una realidad a la que se enfrentan miles de titulados españoles. Están sobrecualificados y no eso no gusta a la precariedad. Por eso, lo mejor es borrar datos del CV, desinflarlo... No vaya a ser que se esté demasiado preparado para el paladar de la indecencia.

La paradoja es que hay trabajos en los que la mera posibilidad de reunir los requisitos ya suena a marciano. Vamos, que de tanto que exigen se pasan, porque hay sueldos que no merecen tanto.


Lo confieso, me estoy más que planteando lo de irme y lo digo con la boca pequeña, porque no quiero hacerlo de ninguna de las maneras, porque siguen habiendo razones especiales para mí, porque me gustaría poder luchar aquí, porque si todos nos vamos quién levanta este país, como bien dice un amigo.

Sin embargo, el pero es que cada día es más complicado ejercer la profesión para la que tanto estudié, por la que tanto he trabajado, por la que tantos desvelos he pasado y no soy la única ni muchos menos que lo piensa, que lo vive.

Lo pensaba hoy, lo que fuimos los periodistas y lo que somos ahora. Engrosamos las listas de paro a base de bien gracias a los ERE o las desapariciones de medios. Y ser freelance es poco menos que un triple salto mortal sin red cada día.

Para muchos periodistas y profesionales del sector lo de Canal 9 ha sido un duro varapalo. Diga lo que se diga, y manipulación a un lado, acabar con ella supone parar de golpe un grandísimo motor del audiovisual valenciano, tardara lo que tardara en pagar sus facturas.

Pero cuando escribo estas líneas más que periodista me siento como todos esos jóvenes sobrecualificados que se tienen que plantear irse de fuera de este país sin quererlo, para poder tener una oportunidad laboral decente, para poder tener sencillamente una oportunidad, para no pertenecer a una generación perdida. 

Se lo comentaba a mi amiga. La cosa me pinta mal y encima tengo sentimientos contradictorios. Por una parte, el irme me despierta el pánico a saltar al vacío y comenzar de nuevo en otro lugar, puede que en otra cultura diferente. Por otra, está el miedo a quedarme y que esto continúe en caída libre, en barrena. Me da miedo no poder aguantar la presión del combate contra las penurias y la precariedad. ¿Los jóvenes y no tan jóvenes emigran o es un exilio forzoso en pro de la supervivencia?


¿PESIMISMO VERSUS OPTIMISMO?

Lo reconozco no estoy nada optimista, pese a que algunas de las personas que me rodean se empeñen en demostrarme que me pasan cosas buenas. Yo, sin embargo, no las veo, estoy tan en negro como las emisiones de Canal 9 y me da rabia. Estoy tan bajo mínimos que ya ni siquiera soy capaz de ver el vaso medio lleno.

Y me faltaba lo de hoy. La época que pasé en ese medio de comunicación ha sido de las más felices de mi vida y hoy se ha ido a negro.

Mi amiga, la que me ha avisado, me decía que no sabía si había tenido la suerte o la desgracia de ver ese fundido a negro, porque le ha podido la indignación, la tristeza.

Pero yo sigo pensando lo mismo que he dicho al principio de esta entrada. A mí me hubiese gustado estar presente, porque ha sido otro infame momento de la historia de esta comunidad y los profesionales que han luchado merecían la mayor de las audiencias.

Cuesta ser optimista, cuesta mucho. Por eso, admiro tanto a las personas que siguen viendo el vaso medio lleno, que siguen pensando que todo pasará.

Yo sólo sé preguntarme cuándo pasará todo, hasta cuándo podremos aguantar, hasta cuándo los mismos seguirán ganando elecciones, cuándo reaccionaremos de verdad.

Me siento triste por estar triste y encima viene la Navidad. Pienso en ella… y me hundo un poquito más en el sofá, siempre me pone triste. A pesar de ello, voy a hacerle caso a mi amiga y voy a pedir mi milagro navideño.

Quién sabe igual la luz me vuelve en Navidad. No estaría mal, como tampoco estaría mal que Canal 9 vuelva a la vida cuando el pueblo finalmente decida que también estos impresentables deben pasar a negro.


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