miércoles, 30 de octubre de 2013

PAGAR PARA TRABAJAR

No es ninguna broma, como la que gastó Orson Welles por las ondas radiofónicas tal día como hoy y de la que alguna entrada caerá en este blog, no por menos se estudia en todas las facultades de comunicación.
Como decía no es ninguna broma. Ya no es que sea complicado encontrar un trabajo decente y no precario o miserable, es que encima hay que pagar si se quiere trabajar. Le ha pasado a un amigo al que he acompañado a una entrevista de trabajo en un hotel.

Pero vayamos por partes.

JUGANDO CON LA ILUSIÓN

Mi amigo ha venido desde Alicante sólo por esa entrevista y, aunque no estaba muy convencido de que lo suyo fuera la hostelería, algo ilusionado estaba, para qué negarlo. Cuando me llamó para decirme que venía a ciudad por este motivo me alegré por él y quedé en acompañarle. Es una buena persona y se lo merece todo. 

Ha llegado con el tiempo algo justo, pero con una sonrisa en la cara y hacia allí nos hemos encaminado, compartiendo reflexiones, confesiones y bromas, hasta nos hemos colado en el metro con una facilidad que nos ha hecho soltar nuestras buenas carcajadas. A veces es que somos como niños.

Está mal decirlo, pero es lo que hay y aventuritas así no se dan todos los días. Además, los dos cumplimos con el transporte público, del que somos fieles defensores. Por un día, tampoco pasa nada y nuestro bolsillo eso que se ha ganado. El precio del billete sencillo en Valencia es de los más caros del país.

Supongo que a los dos nos hacía falta algo de acción y es cierto que como la risa no hay nada mejor para subir un poco el ánimo, algo decaído por estos tiempos de penurias que pasamos casi todos.


Sea como sea, a la hora convenida estábamos en el lugar convenido. Tras unos minutos de espera, ha llegado su turno y yo me he quedado leyendo el periódico, lo que ha acabado con mis risas en un santiamén.

La entrevista se ha prolongado en el tiempo y yo he pensado que era buena señal, que no lo habían despachado a la primera de cambio. Cuál ha sido mi sorpresa al verlo aparecer con el entrevistador, el que tras preguntar si éramos pareja, nos ha acabado invitando a fumarnos un cigarro con él.

-Esto es que ha salido bien-.

Me he dicho a mí misma, aunque mi amigo por señales contenía mi sonrisa, como diciendo espera, espera.

Entre calada y calada, ellos se han puesto a hablar del caso de mi amigo. El entrevistador le comentaba que cuando estuviera preparado que lo llamara, que no se preocupara por el tiempo que necesitara.

Y yo, entendiendo que mi amigo había dicho que no, literalmente, flipaba con el buen rollo, que se ha acabado cuando nos hemos despedido, subido al ascensor y mi amigo me ha puesto al tanto de la “entrevista” de trabajo.

ESTO ES UN NEGOCIO”

Al parecer, para poder trabajar con los hoteles con los que ellos tienen relación primero hay que abonar 850 euros para hacer un curso, en el que te dan 3 oportunidades para pasarlo, luego vienen las prácticas gratis y después llegará el súper trabajazo que prometen u ofertaban.

Menos mal, que mi amigo es un optimista nato y se lo ha tomado con humor, porque yo lo que he hecho ha sido indignarme, porque la oferta en la que se inscribió mi amigo hablaba de trabajar en un hotel directamente, no de una carrera de obstáculos para llegar a la meta. Hablaba de trabajo ya, no de esperar meses eternos. Si es que hasta estudiar por la UNED resulta mucho más barato que dicho curso.

Mi amigo me comentaba que, al menos, el entrevistador había sido sincero.

-Esto es un negocio- le ha dicho, después de que mi amigo le pusiera dos mil excusas para no aceptar semejante “oportunidad”.

Y tanto que es un negocio, sólo te rebajan 100 euros si estás en el paro.

¿Hola?

Al final, también me lo he tomado con su humor y nuestras buenas risas nos hemos echado a costa de la empresita de marras y de los charlatanes que hacían las entrevistas. Presumían que habían sacado del paro a 10.000 personas en el último año.


Me disculparán si lo pongo en duda, aunque igual ellos utilizaban los datos generales del sector de la hostelería, que es que a la hora de vender lo que sea los hay que manipulan los datos como les da la real gana.

Total, que mi amigo se ha pegado el viaje para nada y no está para tirar el dinero, en esta época ¿quién lo está?

Me ha sabido mal y antes de que se fuera nos hemos ido a tomar un café y a seguir reflexionando en voz alta sobre la entrevista, sobre el negocio. 

CUANDO LA OFERTA NO ES TAL

Ya en la cafetería, delante del café, hablábamos sobre este tipo de “ofertas”, sobre que no tienen perdón. Más que ofertas deberían llamarse: cómo sacar dinero a gente que está desesperada por trabajar. Muchísima, en estos amargos tiempos que corren.

Sin ir más lejos, también hemos comentado el caso de otra amiga que, tras ir a una entrevista para ser comercial, le dijeron que de sueldo base nada de nada, que primero consiguiera puntos y que después se los canjearían por dinero.

Si es que ejemplos los hay para todos los gustos y en todos los sectores.

Vamos, que hay empresas que con esto de la crisis siguen haciendo su agosto.

-Entiendo que se pida un periodo de prueba, entiendo que no se cobre el salario completo durante dicho periodo, pero que tengas que pagar para trabajar, con la de profesionales cualificados que hay ya, no lo entiendo. Si hasta las agencias que te colocan para trabajar en el extranjero lo hacen sin cursos ni hostias de por medio. Me pedían 850 euros y me lo pintaban de ganga. Ya me gustaría tener los 850 euros. Por no hablar de que al día tenía que pasarme 5 horas frente al ordenador por las clases virtuales, sin contar el curso de inglés técnico que también se me exigía pagar. Aunque lo mejor es lo de las oportunidades de pasar ese curso. Me comentaban que nadie había agotado las tres y yo he pensado, no me extraña. Nadie querría pagar más. Porque, claro, si no lo superas, te dan la opción de volverlo a hacer. Es decir, de pagar otros 850 euros para que te den tres oportunidades más. Si es que he tenido que recurrir a excusas para decir que no, pero te juro que, cuando me han dicho lo de pagar, he estado a punto de levantarme e irme. Tú les hubieses dicho cuatro cosas seguro, que nos conocemos-. Me decía mi amigo.

Y sí, yo les hubiese dicho que mentir a la hora de publicar una supuesta oferta de trabajo que no es tal no es ético. Eso para empezar y hubiese añadido que cuánta comisión se llevaba cada entrevistador por “víctima” conseguida, eso para continuar.

¿Qué está pasando en este país? Es que de verdad somos y estamos a la cola de Europa por algo. ¿Por qué permitimos estos abusos? Porque los permitimos, de lo contrario no habría empresas de este tipo. Seguro, seguro, que mucha gente acaba reuniendo el dinero de donde sea para que ellos hagan caja.

MÁS ACTUALIDAD

Durante mi espera, leía en el periódico que las empresas familiares le han pedido al Gobierno que se reactive el consumo. 

Ya nos gustaría a todos poder consumir más de lo que lo hacemos, pero sin ingresos o con los ingresos limitados, sin trabajo que dé ingresos, ya se me dirá qué más se puede hacer. En Europa, se nos debería dar un premio a los españoles por los malabarismos que tenemos que hacer para llegar a final de mes.


Además, todos/as conocemos ya las medidas del Gobierno. Recortes y más recortes. Muchos/as seguimos esperando que los recortes lleguen también a sus sueldos y gastos.

Pero, por si mi amigo no había tenido suficiente realidad con la que ha vivido esta tarde, ha tenido que sumar la huelga de RENFE, con servicios mínimos hasta las 6 pasadas de la tarde.

-Al menos, ellos tienen un sindicato cañero- me comentaba.

Lo dicho, es un optimista y en estos tiempos es todo un mérito. Sigue convencido de que tarde o temprano todo remontará, también para nosotros dos. 

Pese a saber que no viviremos en crisis eternamente, yo estoy algo más pesimista.

Por la mañana había tenido una reunión con unos colegas de profesión y todos comentábamos lo mal que está nuestro sector, sobre todo en nuestra Comunidad, donde la concesión de licencias televisivas no pudo hacerse peor, donde el ERE de La Radiotelevisión Pública Valenciana (Canal 9) no ha podido llevarse peor, tanto que igual no les queda otra que readmitir a los 1.000 y pico trabajadores que despidieron a lo bestia y donde encima se sabe que la producción externa de programas recaerá en una empresa de fuera de la Comunidad. Poco o nada queda en casa, si en casa quedan medios regionales o locales.

Me decía uno de mis colegas que Montoro debe vivir en otro país con esto de que hemos crecido un 0,1% y de que ya habíamos salido de la recesión. 

Sí, seguramente vive en el país de su ministerio, del Congreso y de su casa, donde no hay estrecheces, donde la gente no lo pasa mal o él no se entera por vivir en otro planeta llamado política.

Al menos, ayer supimos que igual la infanta Cristina es llamada a explicar que fuese casera de su propia casa. Es decir, más chanchullos en relación con el caso Noos. Es decir, que no vivía en la ignorancia, que sabía de los tejemanejes de su marido, el señor Urdangarín. 

Igual con un poco de suerte la justicia les roza un poco y no se exilian vete a saber dónde. Un exilio dorado, eso sí, que para eso son duques.

DESPEDIDA Y CIERRE

Tras dejar a mi amigo subido en el tren, he hecho lo propio y he vuelto a casa en el metro, ya pagando. Sin querer, mientras cambiaba de canción en el móvil, he escuchado un fragmento de conversación entre dos mujeres. Hablaban también de una entrevista de trabajo que una de ellas había tenido.

No he prestado mucha atención, pero parecía que había sido una entrevista normal y corriente, de ésas que escasean, y de que la mujer en cuestión estaba contenta, esperaba que la llamasen.

He pensado en mi amigo, en lo que le dirá a su mujer cuando llegue a casa, y me ha podido otra vez la indignación, la tristeza. Pagar hasta para poder trabajar. Hasta cuándo tendremos que aguantar lo que aguantamos. Me he preguntado, sin poder darme una respuesta a mí misma.

Dicen que en 2014 tampoco se creará empleo, los subsidios también los quieren recortar... ¿Qué quedará de la marca España de la que tanto presumen? Cada vez hay más jóvenes que se van en busca de un futuro mejor. Confieso que también yo me lo estoy planteando, aunque me dé rabia el simple hecho de hacerlo.

Total, que por si me faltaba poco, llego a casa y resulta que algo ha pasado con la antena comunitaria de la TDT y no tenemos señal.

Aunque luego me he dicho que, para lo que echan en la tele, igual leía un rato.

Mientras hago tiempo, aquí estoy, tecleando, escribiendo una entrada que no tenía pensada, y escuchando música, bandas sonoras de pelis.

Aunque para peli, y de las de miedo, la que vivimos desde hace tantos años con esto de la crisis. El mejor disfraz de Halloween el de parado, que da puro terror.


Lo dicho... Lo mejor del día, las risas en el metro.

lunes, 28 de octubre de 2013

THE REASONS


No pensaba dar explicaciones, pero supongo que las personas que me quieren o que quiero se las merecen y este bloc de notas es un buen lugar para dejar constancia de ello.

Al fin y al cabo, soy periodista y los periodistas contamos cosas que les pasan a otras personas, pero también lo que nos sucede a nosotros/as mismos/as.

La cuestión es que he estado desaparecida de la civilización durante casi dos meses, dos meses muy largos, en los que traté de desconectar de todo, del trabajo, de los amigos, hasta de las redes sociales, en las que siempre estaba presente de algún modo.

No fue fácil irme y dejarlo todo a medias. Fue una decisión muy dura, que me costó tomar. Por haber, hubo hasta un gabinete de crisis que me echó un cable con esto de desaparecer. 

Sin embargo, soy consciente del silencio y de la preocupación que dejé a mi paso. La paradoja es que creo que fue lo que necesitaba hacer. No estaba bien y ya me estaba pasando factura a nivel físico. Perdí mucho peso en muy poco tiempo.

Porque lo cierto es que este año está siendo, sin duda alguna, un annus bastante horribilis para mí. Me ha pasado de todo lo habido y por haber, hasta cosas que todavía no entiendo, como determinados golpes a traición para desprestigiarme o empañar el apellido con el que firmo, el de mi madre. Como si yo fuera alguien súper importante.

Mi gente me dice que sufrí la envidia, la rabia de quien una vez llamé amigo. Pero yo sigo sin entenderlo, ¿cómo se puede intentar destruir o hacerle daño a una persona tan gratuitamente? En el fondo, imagino que lo que quiero es algún tipo de justicia, me da igual que sea justicia poética o divina, lo que quiero es que algún día se sepa la verdad.

Para un periodista la justicia y la verdad son dos de sus razones de ser y si renunciara a ellas mala profesional sería. Se lo he dicho a todos los que me han recomendado pasar página.

En fin... Me tuve que ir, es cierto, hice algunas cosas mal por torpeza, también lo es, pero no merecía las puñaladas por la espalda. Eso es de cobardes, de mediocres, y yo siempre he ido de frente, para bien o para mal.

Porque la gente que me conoce sabe que: 

1. No soy una mala persona y que intento ver el lado bueno de las cosas, lo mejor de las personas. 

2. Siempre he luchado por mi oficio y por aquello que quería o en lo que creía.

Pero repito, me fui y hay personas que no me lo perdonan, sobre todo es por ellas por las que escribo estas lineas. Espero que acepten mis disculpas, no fue con mala intención, ni con premeditación o alevosía. 


No me cansaré de decir que no fue plato de buen gusto irme de la noche a la mañana, pero tenía que resetear obligatoriamente y a veces la mejor forma de hacerlo es poner tierra de por medio, al menos, por un tiempo.

Echando la vista hacia atrás, hacia estos dos meses, pienso que realmente no llegué a desconectar del todo, que siempre tuve razones importantes por las que volver, más allá del trabajo, aunque también sentía que tenía que regresar sintiéndome libre, con la mente despejada de idioteces y concentrada en ser mejor de lo que una vez fui.

La pregunta que todos me hacen es: Qué hice durante esos casi dos meses de retiro.

Pues desesperarme muchas veces, pero sobre todo intentar poner en orden las ideas. Pensé, mucho. También paseé, mucho. Hablé con personas de confianza. Me repuse físicamente y traté de que determinadas heridas cicatrizaran un poco.

En ocasiones, creo que ha sido una especie de renacer, pero en otras... ¿Realmente, se puede empezar desde cero, cero, renacer, dejar atrás tanto vivido y sentido?

Como digo, en un primer momento, creí que sí. Ahora me doy cuenta de que no podemos borrar lo que hemos vivido, sobre todo lo que nos importa tanto como para estar escribiendo esta especie de redacción al estilo de: "¿Qué has hecho durante tus vacaciones?"

Lástima, que no fueran unas vacaciones como tal, aunque sí tuve mucho contacto con la naturaleza y con esa parte espiritual que todos tenemos, aunque a veces seamos puro escepticismo andante.

Reconozco que llevé bastante mal lo de sentirme inactiva, aunque fuera por prescripción médica. Lo que fue imposible fue que dejara de escribir. No obstante, repasando lo que redacté aquellas semanas...

Bueno, no fue de lo mejor de mi producción, aunque se ve cuáles son las razones por las que quiero seguir peleando y luchando. Es eso de que todo/a plumilla tiene una cosmovisión, una serie de temas, digamos, marca de la casa. Y hay también un cuaderno que espera llegar a las manos de quien tiene que leerlo. Es una especie de diario.

Casualmente, ayer echaron por la tele El diario de Noa y el paralelismo me hizo sonreír. También me está costando ver cine o el simple hecho de leer. El reset ha sido un poquito brutal para mi gusto, aunque espero recuperar el tiempo perdido con el paso de los días.

Volviendo a las personas que no me perdonan mi temporal salida del escenario... Espero que con el tiempo lo hagan y comprendan que lo tuve que hacer por mí, que el tren estaba descarrilando y que tenía que pararlo antes de que fuese demasiado tarde. Todos deberíamos hacerlo en momentos complicados.

Confieso que, en contra de lo que esperaba, la vuelta no está siendo nada fácil, me está costando volver a arrancar. Hay días desesperanzadores, mi profesión, para variar, tampoco pasa por su mejor momento.

Los políticos hablan y hablan de una recuperación que no se ve en la calle, que la gente no nota en sus bolsillos. Es decir, la gente sigue pasándolo mal en este país.

Es curioso, durante mi retiro apenas vi la televisión y al volver he comprobado con sorpresa que seguimos igual de perdidos.

El otro día se anunció a bombo y platillo que nuestra economía había crecido un 0,1%. Hablando con unos amigos, todos tuvimos claro que quienes habían crecido habían sido los mismos, sobre todo los bancos. Las cifras de beneficios de algunos de ellos son simplemente escandalosas y más cuando ponen tantas pegas a la hora de dar créditos a particulares y a empresas, cuando se han llevado tanto dinero con esto de los rescates.

Igual España también necesita un reset tan brutal como el mío, pararlo todo, eliminar lo dañino y arrancar de nuevo, pero arrancar de verdad, con alguien que realmente sepa conducir este país hacia algún sitio de provecho. Malo eso de los recortes en cultura, investigación, sanidad, educación, I+D...

En definitiva, he vuelto y he comprobado que, aunque el mundo no se detiene, en realidad tampoco cambia demasiado en dos meses. 

¿He cambiado yo? No lo sé, algo sí, estoy más centrada que cuando me fui. Supongo que lo que importa es que la esencia sigue estando ahí.

Sin ir más lejos, mis razones para quedarme en este país y luchar no han cambiado. Son las que me siguen ayudando a levantarme cada día.

El problema es que han pasado dos meses para alguna de estas razones y no se me perdona.

Me pregunto a cuánto está el kilo de perdón cuando no se ha pretendido hacer daño a nadie, sino simplemente recuperarse, física y anímicamente para volver mejor y hacer las cosas bien.

Razones... Todos/as necesitamos una serie de razones para seguir o para empezar de nuevo desde donde lo dejamos.

Tengo un amigo, muy espiritual él, que me dice que todo pasa por algo, sobre todo pasa para que nos perfeccionemos. También me dice que no tenga miedo, que alguna que otra razón comprenderá lo que tuve que hacer, aunque necesite tiempo.

No sé hasta qué punto me ha perfeccionado o me perfeccionará lo que me ha pasado, mi retiro de dos meses, sólo sé que a veces es bueno hacer un somero repaso a nuestra vida, intentar hacer las paces con nuestros errores, celebrar nuestros aciertos y potenciar nuestros talentos, todos tenemos uno o más de uno, para seguir caminando.


Razones... Resumidas en ese Hoy es siempre todavía, del gran don Antonio Machado, se ha convertido en una de mis frases de cabecera. No puedo evitarlo, ni quiero evitarlo. Esta frase estuvo conmigo cada uno de los días que pase de retiro. Es un verso lleno de esperanza, de amor, de fe... Tres cosas que todos necesitamos con retiro o sin él. Razones que a muchos/as nos ayudan a seguir. Por eso, esperaré.


sábado, 26 de octubre de 2013

UNA HISTORIA DE CUATRO PATAS

Pero ¿dónde has estado metida este tiempo? ¿No has visto mi Facebook?

Me dice una de mis mejores amigas. Tras casi dos meses desaparecida, aislada de todo, también de las redes sociales, por fin nos hemos vuelto a poner en contacto.

-Greta ha muerto-me dice, y yo, yo, me quedo sin palabras, incluso algo aturdida. Me entra una pena horrible.

Greta era su perro, una preciosa yorkshire. Aunque para no faltar a la verdad tengo que decir que era mucho más que un perro, no sólo para su dueña, sino también para mí. 

A su lado, superé la fobia que tenía a los perros, a consecuencia de un triste episodio de mi niñez. A su lado, viví cientos de momentos tristes y alegres. A su lado... Porque con ella, era imposible sentirse sola, siempre te sacaba una sonrisa, siempre propiciaba instantes para que jugases con ella y te olvidases de todo. Conseguía parar el tiempo y lo digo con la mano en el corazón.

Sí, era mucho más que un animal, era mucho más que un perro. Era una especie de hija para mi amiga y una especie de amiga para mí. Se hacía querer, siempre supo cómo hacerlo, cómo ganarse a las personas con las que se cruzaba, aunque fuera por unos segundos.

Seducía con sus graciosos andares, con una mirada llena de ternura, con una energía desbordante que la hacía estar continuamente en guardia, a la búsqueda de una caricia, de una palabra bonita.

Cuando entró en nuestras vidas, desde el primer momento, lo hizo para quedarse. Mi amiga estaba tan feliz de tener a una cosita tan pequeña entre los brazos, que no dejaba de hacerle fotos y de compartirlas con todas las personas que la queríamos, que la queremos. Porque todos sus amigos hemos sentido la pérdida de Greta, hemos intentado consolarla con los recuerdos que teníamos de ella.

Sin embargo, sé que para mi amiga no hay consuelo, aunque se haga la fuerte. De hecho, no se plantea sustituirla. De momento, es imposible para ella hasta el simple hecho de pensarlo.

Verlas a las dos juntas era ver la alegría, ver el cariño y el amor que sentían la una por la otra. Escribo esto y se me humedecen un poco los ojos, porque soy consciente de lo mal que lo ha debido pasar mi amiga con la muerte de Greta. Me duele no haber estado a su lado para tratar de reconfortarla en esos tristes momentos, que no todo el mundo puede entender.

UN EJEMPLO LITERARIO

Sin embargo, artísticas como somos las dos, le he prometido a mi amiga que escribiría un cuento sobre Greta. Lo haré más pronto que tarde. Hoy, redacto estas líneas porque me lo ha pedido el cuerpo, así tal cual.

La idea ha venido a mi cabeza cuando he salido para ir al supermercado a comprar un par de cosas para pasar el fin de semana. No sé por qué, iba pensando en Greta, en un cuento que pueda estar a su altura y, de pronto, me ha venido a la mente Colmillo Blanco, la maravillosa novela de mi querido Jack London (1876-1916), de la que también hay varias adaptaciones cinematográficas, como por ejemplo la de 1991, protagonizada por uno de mis actores favoritos: Ethan Hawke.

Respecto a la propia historia en sí, apareció primero por entregas en la revista Outing, viendo la luz ya como novela en 1906. 

Lo que cuenta es el devenir de un perro salvaje y de su camino hacía la domesticación. Un perro diferente al resto desde su mismo nacimiento, no sólo por el físico, por su pelambre blanco y gris, sino por pertenecer a la auténtica raza de los lobos.

El éxito de la historia fue inmediato, pero no por ello escapó de los debates que originó el trasfondo de la propia narración. Hay quien quiso ver una alegoría de la transformación que sufrió la propia humanidad, desde su origen en la naturaleza hasta llegar a la vida en sociedad.

Más que eso, también la crítica implícita hacia esa misma sociedad, que trata de domesticar al diferente y de acabar con el individualismo. 

Cierto es que cuando London la escribió estaba muy influido por filósofos como:

Herbert Spencer (supervivencia del más fuerte) y Nietzsche (superhombre).

Lo curioso es que el libro triunfó entre el público juvenil. De hecho, es considerada una novela cien por cien juvenil.

Sea como sea, cuando leí el libro en la universidad, me conmovió. No lo puedo evitar, pese a las apariencias, soy una sentimental. Pero he de reconocer que lo que más me tocó la fibra fue el pensar que London era el propio Colmillo Blanco, que el perro-lobo fuera su alter ego en esa historia. 

Un animal, que tuvo que endurecerse a base de golpes, que apenas supo lo que era el cariño hasta que conoció al protagonista humano. No obstante, mi asociación no es única, muchos críticos han visto lo mismo que vi yo. La evolución del propio London desde su adolescencia aventurera hasta convertirse en un escritor de éxito.
Para enfrentarse al constante peligro de ser herido e incluso destruido, sus facultades depredadoras y defensivas se desarrollaron. Se volvió más ágil que los otros perros, rápido de patas, astuto, mortal, más liviano, más delgado, con músculos y nervios de hierro, más resistente, más cruel, más feroz y más inteligente. Tuvo que ser todo eso, de lo contrario no hubiese resistido ni sobrevivido al hostil ambiente en donde se halló.
TAN HUMANOS COMO LOS PROPIOS HUMANOS

El mayor acierto de Colmillo Blanco es que está escrita para reflejar el punto de vista del perro, lo que ayuda a que London profundice en la forma en la que los propios animales ven el mundo y a los humanos. El escritor, al querer comprender su punto de vista, les otorga un protagonismo humano, muy humano, también a la hora de sentir.


Tombuctu de Paul Auster es también un buen ejemplo de este tipo de literatura, en el que no sólo el protagonista es un perro, sino un animal humanizado.

Digo esto porque en algún que otro momento de bajón que compartí con Greta, me pregunté qué debía pensar sobre nosotros las personas. 

Pensase lo que pensase, en ese momento ponía su patita en mi pierna y me miraba hasta que yo paraba de llorar. Sencillamente, sentía mi dolor y quería reconfortarme de algún modo.

Antes, escribía que hay gente muy escéptica en esto de que los animales tienen sentimientos. Es cierto, los hay a montones. Para ellos, un perro será siempre un perro. ¿Qué es eso de humanizarlos?

Dando otro salto en el tiempo, en el instituto, en una clase de filosofía, al estudiar a no me acuerdo qué filósofo, probablemente Herbert Spencer, nos embarcamos en un interesante debate acerca de esto mismo.

En toda la clase, sólo éramos dos las personas que defendíamos que sí, que los animales tenían sentimientos, lo que les otorgaba algo de alma.

Cuando me llegó el turno de argumentar, creo que puse como ejemplo la noticia del caso de un perro que se murió de pena, literalmente, cuando lo hizo su amo.

Tantos años después, sigo pensando lo mismo, sigo pensando que como seres vivos tienen su corazoncito.

LOS CASOS SE AMONTONAN

Curiosamente, el otro día me ofrecieron quedarme con un perro. Dije que no por conciencia, por humanidad. No me aclaro conmigo misma como para tener que cuidar a otro ser vivo.

Porque lo son, a pesar de que haya mucha gente que los considere un juguete. Tal vez, por eso cada año se abandonan miles de perros. Es difícil precisar una cifra, contabilizarlos, pero superan la barrera de los 100.000.

No por ello, muchas perreras o refugios de animales ya han alertado de que se encuentran desbordados.

¿Por qué ocurre?

Es difícil también precisarlo. Pero supongo que mucho tiene que ver con que no se puedan mantener o que acaben por aburrir a unos dueños que realmente no sabían lo que conllevaba cuidar de ellos, cuidar de seres que respiran, que se ponen enfermos, que necesitan comer... etc.

Sirvan estas líneas para que muchas personas se conciencien de que un perro no es sólo un perro, una palabra de 4 letras, un juguete con el pasar el rato, sino algo más, mucho más.

Porque si no vas a poder cuidar de él, si no vas a poder mantenerlo, no te plantees quedarte con uno de ellos o comprarlo. No son modas, ni el capricho de turno, son seres vivos. Nos guste más o menos, y hasta que se demuestre lo contrario.

HASTA SIEMPRE

Si hay algo que siempre admiré de mi amiga es lo bien que cuidaba de Greta. No la veía como a una mascota con la que jugar un rato y ya está, sino como lo que era, un ser vivo que dependía de ella. Fue responsable hasta el final. A Greta nunca le faltó de nada.

Respecto, a la muerte de Greta no fue culpa de nadie, fue un triste accidente. No sobrevivió al ataque de otro perro. Estas cosas también pasan.


Sea como sea, hasta siempre, Greta, allí donde estés gracias por compartir tantos buenos momentos con las personas que te quisimos. Gracias por ser tan humana pese a tus cuatro patas.


miércoles, 23 de octubre de 2013

SI NO ESTÁS LO SUFICIENTEMENTE CERCA...


Me comentaba un amigo que el tema de esta entrada no le entusiasmaba lo más mínimo. Que qué de interesante podía tener la vida de tal personaje. Y, aunque entiendo su escepticismo inicial, me ha podido el escribir sobre él. Creo que su vida y obra lo merecen. Además, su propia trayectoria vital bien podría ser la de una película de acción, aventuras y romance.

Se trata de Robert Capa, el famoso fotoperiodista, uno de los freelance más conocidos de todos los tiempos. Amén, de ser el fundador de una de las agencias de fotografía más prestigiosas del mundo: la agencia Magnum.

No voy a ser la primera ni la única en escribir sobre él. Compañeros de diversos medios ya han hecho lo propio. Le han dado un repasito a algunas de las biografías que hay sobre él.

De ahí vienen adjetivos como: valiente, intrépido, rebelde, jovial, fantasioso, generoso, leal... A los que sumar un peculiar sentido del humor y un desapego por la vida que descolocaba a propios y a extraños. Sin olvidar su pasión por el juego, el alcohol y las mujeres, aunque nunca pudiera superar la muerte de su gran amor, Gerda Taro.


Respecto al propio Capa, murió en 1954 al pisar una mina cuando cubría la guerra de Indochina para la revista Life. Pero lo que esta semana celebramos es el centenario de su nacimiento. 

Nació un 22 de octubre de 1913. Por delante, 40 años apasionados, vibrantes, que contemplaron y registraron momentos tan históricos como el del desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944.

TRAYECTORIA VITAL

Endré Ernö Friedmann era su verdadero nombre. Nació en Budapest en una familia que, al menos, al principio, disfrutaba de una posición económica holgada. Su madre era diseñadora de moda y su padre un intelectual. Semejantes orígenes hicieron que el propio Capa se moviera desde muy joven en círculos artísticos y políticos.

Pero llegó la crisis económica y el taller de su madre tuvo que trasladarse a la propia casa familiar. Lo que convertiría a Capa en una especie de vagabundo urbano. Lo que supuso una especie de entrenamiento en eso del peregrinaje. Precisamente, del deambular por las calles de la ciudad nacería la amistad que le unió a Eva Besnyo, precoz aprendiz de fotógrafa que tuvo mucha influencia en el Capa adolescente y fotógrafo. 

También la tuvo Lajos Kassák, que supo darle consejos vitales y artísticos, supo apoyarlo económicamente y darle contactos. Para Kassák, además, la fotografía, como cualquier manifestación artística, debía tener una finalidad social. Algo en lo que el propio Capa no pudo estar más que de acuerdo.

Sin embargo, la subida al poder del fascismo y los círculos socialistas en los que se movía Capa durante aquellos años lo obligaron a abandonar Hungría. De este modo, comenzaba el peregrinaje real.

Primer parada: Alemania. Hasta la llegada de los nazis. Segunda parada: París. Donde consiguió trabajo como fotógrafo en la revista Regards y donde unos años después conocería a la fotógrafa alemana Gerda Taro, la que sería su compañera. Los dos se inventaron el nombre de un supuesto fotógrafo norteamericano para conseguir aumentar el precio de los trabajos fotográficos de ambos, que solían ser rechazados. De este modo, nacía Robert Capa como tal y para la historia.

Sin lugar a dudas, fue la Guerra Civil española la que comenzó a lanzarlo a la fama. Cubrió los acontecimientos más importantes, estuvo en primera linea de combate desde los inicios hasta el final. 

Famosísima es su fotografía: Muerte de un miliciano, tomada en el frente de Córdoba y que siempre ha estado rodeada de leyenda. ¿La hizo Capa, no la hizo? ¿Fue real o fue un montaje?

Fuera lo que fuera, y con un cierto prestigio en su mochila gracias a la contienda española, logró cubrir la Segunda Guerra Mundial, también desde los principales escenarios: Italia, Londres, África... Hasta llegar al Día D, el desembarco de Normandía. Su trabajo en dicho momento le valió la Medalla de la Libertad.

Dos años después de la guerra, crearía Magnum, junto con los fotógrafos Henri Cartier-Bresson y David Seymour, entre otros. Pero con los años la fotografía de guerra dejó también lugar a otra fotografía de tipo más artístico. Delante de su cámara posaron, entre otros, artistas de la talla de Hemingway y Picasso.

Estando en Japón visitando a unos amigos, fue contratado por la prestigiosa revista Life de nuevo, esta vez para sustituir a otro compañero en Vietnam. El 25 de mayo, mientras acompañaba al ejército francés, pisó una mina y murió, haciendo honor a su frase más conocida.


Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no estabas los suficientemente cerca.

MUERTO EL HOMBRE, NACIÓ EL MITO
De él se ha escrito de todo, y en la mayoría de los casos no ha salido bien parado. Se ha dicho desde que era todo un jeta, ambicioso y mentiroso, hasta que fue un héroe, un abanderado de la libertad.
Contradictorio como pocos, se movió durante gran parte de su vida en ambientes revolucionarios, se consideró a sí mismo un progresista, pero adoraba los placeres de las clases acomodadas, burguesas.
También le encantaba adornar los hechos y, es cierto, que mantener las apariencias era muy importante para él. Algo que, al parecer, aprendió de su madre. De su padre, lo que aprendió fue a vérselas en momentos de apuro.
Porque incluso siendo carismático y todo un seductor nato, a Robert Capa le costó mucho triunfar. Antes de la Guerra Civil española no era raro que viviera al límite, en condiciones precarias, apoyándose en los numerosos amigos que siempre encontraba a su paso. Quienes no sólo le dejaban lugares donde dormir, también le prestaban dinero, incluso le buscaban trabajos.
No obstante, para Capa una vez que se tocaba fondo, tocaba a su vez que la vida lo compensara del mismo modo, para mantener un equilibrio.
Y es que, por muchos apuros que pasara, Capa siempre acababa saliendo del pozo en el que se encontrara gracias, como hemos dicho, a su don de gentes y a sus numerosos protectores y protectoras. Hasta su sentido del humor en momentos complejos ha sido remarcado. En eso están todos sus biógrafos de acuerdo. En eso y en que, desde muy joven, asoció la fotografía con la aventura.
Aunque muchos consideran que su trabajo fotográfico en España fue el de un primerizo con mucho talento, el hecho de que las más prestigiosas revistas de medio mundo las publicaran, lo puso en el candelero de la profesión. Era fresco, original, atrevido y no tenía miedo de estar en la primera línea de fuego.
La Segunda Guerra Mundial no sólo la vivió in situ y casi se ahoga durante el Día D, sino que además se lanzó en paracaídas con los soldados que tomaron la isla de Sicilia, lo haría también sobre Alemania en 1945. Siempre al límite, siempre lo más cerca posible de la acción.
De sus fotos en Normandía sólo pudieron ver la luz 8. El resto, por un error durante el revelado, se perdieron sin remedio. Con respecto a la fotos, no tienen una gran calidad, Capa lo pasó realmente mal para conseguirlas, pero incluso así están llenas de fuerza, de acción, de vida.
A su regreso de la guerra, su fama ya era más que reconocida. Fue entonces cuando vio la luz Magnum, una agencia muy especial, que nació como idea en la mente de Capa antes de que fuera un profesional reconocido. Él siempre quiso que los fotógrafos tuviesen una cierta independencia a la hora de poder trabajar, también que tuviesen unas tarifas dignas que les permitiesen vivir de su trabajo. Se puede decir que no quería que nadie pasara la penurias que él y algunos amigos pasaron, y menos quien realmente tuviera talento.
Se haya escrito lo que se haya escrito sobre él, no se puede negar que dignificó el oficio del fotoperiodista.
Volviendo a su momento de gloria... La fama lo acercó hasta Hollywood donde fotografió a muchas estrellas del cine y donde mantuvo un romance apasionado con la actriz Ingrid Berman. También consiguió lo que llevaba mucho tiempo persiguiendo, la nacionalidad americana.
Fueron años de excesos en lo personal. Sin embargo, Capa jamás olvidó al gran amor de su vida, Gerda Taro. Nunca superó el haber estado en París mientras ella moría atropellada por un tanque en la Batalla de Brunete, durante la Guerra Civil. Ambos pensaban casarse.
Fue uno de los momentos en los que más cerca estuvo de formar una familia más o menos convencional. Después afirmó que su carácter no soportaría el aburrimiento que podía conllevar el matrimonio.
Pero si la cicatriz de muerte de Gerda Taro lo alejó del compromiso amoroso, también es cierto que cimentó un compromiso social mucho mayor por lo que se refiere a sus fotografías. Siempre se mantuvo fiel a la idea de estar donde estuviera la acción, ni su éxito fotografiando estrellas lo alejó del frente y en el frente murió.
Su Leica cubrió 5 guerras: la española, la mundial, la invasión japonesa de China, la guerra de la Indepencia israelí y la Guerra de Indochina, donde acabó sus días.
Curioso que sus restos, que reposan en Armonk, Nueva York, lo hagan bajo la palabra Paz, que está escrita en su lápida. Curioso, porque Capa afirmaba que:
En una guerra hay que detestar o amar a alguien, hay que tomar partido.
Con paz o sin ella, fue un gran profesional, el reportero de guerra por excelencia y nos ha dejado testimonios gráficos únicos, conmovedores, humanos.
Hay que apreciar a la gente que estás fotografiando y hacerle ver que la aprecias.
Diría en una ocasión. Y, al menos, en eso no quiso aparentar.
EL PORQUÉ DE ROBERT CAPA
Supongo que por eso le he dedicado esta entrada, porque fue un hombre excepcional, pero también un hombre con todas sus luces y sus sombras. Hay quien considera que todo genio lo es por esas mismas luces y sombras.
Puede que Capa adornara muchos momentos de su vida cuando se la narraba a otros, pero no debemos olvidar que era un reportero, que su trabajo era contar y que siempre buscaba lo excepcional, incluso en el detalle más pequeño de su vida.
Por otra parte, como freelance sufrió muchas de las penurias que nosotros los freelance de este tiempo estamos padeciendo. Habrá quien quiera vender su trabajo por 4 céntimos, pero otros luchamos por valorar un trabajo, el de la información, que llevamos en la sangre. Luchamos por cada encargo, por dignificar el oficio.
Entiendo que a mi amigo el nombre de Robert Capa no le llame la atención especialmente, pero roberts capa los hay en todas las profesiones y conocer su ejemplo, sus trayectorias vitales, debería inspirarnos para seguir luchando en esta especie de guerra que nos ha tocado vivir a escala planetaria: la crisis.
¿Cómo la hubiese cubierto o contado Capa? Eso nunca lo sabremos, pero seguro que hubiese estado muy cerca de la acción. 
Porque si no estás lo suficientemente cerca...

martes, 22 de octubre de 2013

JUSTICIA

No ha llovido a gusto de todos. Más bien parece que ha llovido a gusto de “los malos”. Lo pongo entre comillas para que nadie pueda sentirse ofendido. Es más bien una opinión generalizada entre la población, lo que he ido escuchando por ahí desde que ayer se conoció la noticia.

El Tribunal Superior de Estrasburgo ha anulado la Doctrina Parot por considerar que atentaba contra los derechos humanos. 

Sentencia que estamos obligados a acatar, nos guste más o menos. Tal y como, comentaba ayer el ex presidente del gobierno José Luís Rodríguez Zapatero.

Hoy, la etarra que llevó el caso al tribunal europeo, Inés del Río, salía en libertad. Más que eso, recibirá una indemnización comparable a los efectos que dicha doctrina ha tenido en su caso.

La reducción de condena no era aplicable al tiempo máximo de condena real, unos 40 años, sino al computo global que sumaban sus delitos. Tropecientos mil años. Un absurdo legal, porque nadie vive tanto tiempo.

En realidad, no voy a hablar o reflexionar sobre lo que se sabe ya, sino de la justicia en general. Porque la Doctrina Parrot no sólo tenía que ver con etarras, sino también con asesinos, violadores y demás fauna varia. Es decir, con casos dramáticos, como el de las niñas de Alcàsser. Probablemente, Miquel Ricart salga también en libertad.

Y es que ¿cuánto vale la vida de una persona? ¿Se puede medir? ¿Existe justicia para los que han perdido a un ser querido?

La justicia... ¿Funciona la justicia en este país? ¿Es igual para todos? Porque ahí tenemos al señor Iñaki Urdangarín, ahí tenemos al señor Bárcenas. Todos sabemos que no pagarán por lo que han hecho, que se librarán, tal y como me decía la camarera del bar en el que siempre me tomo el café. Malo saberlo con tanta certeza.

¿Le sucedería lo mismo a un ciudadano de a pie que cometiera los mismos delitos?

La respuesta la sabemos todo. NO. Es triste, pero la justicia en este país no es igual para todos. Digan lo que digan nuestros representantes políticos.

Justicia. Busco en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y me encuentro con esto.

Justicia.
(Del lat. iustitĭa).
1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece.
2. f. Derecho, razón, equidad.
3. f. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene.
4. f. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia.
5. f. Pena o castigo público.
6. f. Poder judicial.
7. f. Rel. Atributo de Dios por el cual ordena todas las cosas en número, peso o medida. Ordinariamente se entiende por la divina disposición con que castiga o premia, según merece cada uno.
8. f. desus. Ministro o tribunal que ejerce justicia.
9. f. coloq. desus. Castigo de muerte. En este mes ha habido dos justicias.
10. f. ant. alguacil (‖ oficial inferior de justicia).
12. m. desus. justicia mayor de Castilla.
~ conmutativa.
1. f. La que regula la igualdad o proporción que debe haber entre las cosas, cuando se dan o cambian unas por otras.
~ de sangre.
1. f. ant. mero imperio.
~ distributiva.
1. f. La que establece la proporción con que deben distribuirse las recompensas y los castigos.
~ mayor de Aragón.
1. m. Magistrado supremo de aquel reino, que con el consejo de cinco lugartenientes togados hacía justicia entre el rey y los vasallos, y entre los eclesiásticos y seculares. Dictaba en nombre del rey sus provisiones e inhibiciones, cuidaba de que se observasen los fueros, conocía de los agravios hechos por los jueces y otras autoridades, y fallaba los recursos de fuerza.
~ mayor de Castilla, ~ mayor de la casa del rey, ~ mayor del reino.
1. m. Dignidad, de las primeras del reino, que gozaba de grandes preeminencias y facultades, y a la cual se comunicaba toda la autoridad real para averiguar los delitos y castigar a los delincuentes. Desde el siglo XIV se hizo esta dignidad hereditaria en la casa de los duques de Béjar.
~ original.
1. f. Inocencia y gracia en que Dios crio a nuestros primeros padres.
la ~ de enero.
1. f. coloq. U. para dar a entender que ciertos jueces u otros funcionarios no suelen perseverar en el excesivo rigor que ostentan cuando principian a ejercer sus cargos.
administrar ~.
1. loc. verb. Der. Aplicar las leyes en los juicios civiles o criminales, y hacer cumplir las sentencias.
de ~.
1. loc. adv. Debidamente, según justicia y razón.
hacer ~ a alguien.
1. loc. verb. Obrar en razón con él o tratarle según su mérito, sin atender a otro motivo, especialmente cuando hay competencia y disputa.
~ de Dios.
1. loc. interj. U. para dar a entender que aquello que ocurre se considera obra dejusticia de Dios.
2. loc. interj. U. para dar a entender que algo es injusto, como pidiendo a Dios que castigue por ello.
oír en ~.
1. loc. verb. Der. Ser examinados por un juez o tribunal los descargos o excusas del funcionario a quien se impuso alguna corrección.
pedir en ~.
1. loc. verb. Der. Poner demanda ante el juez competente.
repartir ~.
1. loc. verb. administrar justicia.
tenerse alguien a la ~.
1. loc. verb. Detenerse y rendirse a ella.
tomarse alguien la ~ por su mano.
1. loc. verb. Aplicar por su cuenta una medida o castigo que cree merecidos.

Como decía, diga lo que se diga, vivimos una época en la que eso de justicia ha dejado de ser lo que viene en el diccionario, más allá de la Doctrina Parrot.
De hecho, hoy también se ha conocido que la fiscalía de Valencia pedirá la anulación del ERE que ha afectado a más de 1.000 trabajadores de RTVV-NOU. Muchos de ellos, antiguos compañeros de quien escribe estas líneas. Me alegro por ellos, pero en mi fuero interno me pregunto en qué quedará esta “rebelión” de la fiscalía. ¿Conseguirán volver a sus puestos de trabajo? ¿Pagarán los que despilfarraron los recursos del ente público?

En mi búsqueda sobre lo que es o debería ser justicia, me pierdo también en lo que podemos encontrar en la wikipedia. Más reflexiones basadas en el pasado y en lo que debería ser presente.

Como por ejemplo que la justicia es un valor determinado por la sociedad de cada momento y lugar, y de que nació para mantener la armonía entre los integrantes de dicha sociedad. O que tiene un valor formal, la imparcialidad de las personas responsables de impartirla, y otro cultural, el consenso amplio sobre lo que es malo o bueno. 

Porque a la hora de la verdad la justicia no deja de ser un conjunto de reglas o normas que establecen un marco para las relaciones sociales, entre organismos o instituciones y particulares. Permiten, autorizan, prohiben.

Preguntas lanzadas al aire: ¿Qué justicia pedimos como sociedad? ¿A qué justicia tenemos derecho? ¿Sabemos diferenciar el bien del mal?

Lo cierto es que los romanos intentaron sentar sus bases. No por ello, el derecho romano todavía se estudia en las facultades de derecho.

Iustitia ets constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi.

Traducido para los que no sepan latín: La justicia es la constante y perpetua voluntad de conceder a cada uno su derecho.

¿Y cuáles son los derechos?

Siguiendo con el latín...

Honeste vivere alterum non laedere et suum quique tribuere.

Vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo.

Visto lo leído, los romanos ya tenían claro que la justicia humana no podía ser un idea abstracta o ideal de lo justo, sino que debía ser algo que se inspirase en el deseo de obrar siempre de una forma adecuada. 

De nuevo, el bien y el mal, aunque su línea a veces sea muy difusa y no apta para todos. Ni siquiera para muchos casos que no salen a la luz. Injusticias hay para todos los gustos y no siempre conseguimos justicia. No siempre podemos hablar para defendernos, para defender lo que creemos justo.

Pero las preguntas continúan, giran como la rueda en la que se mueve el hamster: ¿Qué es justicia? ¿Qué necesitan las personas y las sociedades?

Porque una cosa es la justicia legal y otra la humana, la poética, la divina, ésta última asociada a ideas como fe o la divina providencia, en las que muchas personas siguen creyendo.

Un estudio de la Universidad de Los Angeles (UCLA) indicó que las propias reacciones a la justicia están asociadas con el cerebro. Investigaciones sobre las que se apoyó otro estudio de la Universidad de Georgia, en el que se indicó que las ideas sobre la igualdad y la justicia puede que sean puro instinto natural.

Porque según la visión iusnaturalista todo derecho debe ser justo, de lo contrario no es derecho.

Si lo sabía el filósofo Platón, para el que la justicia debía ser pura armonía social. También fue más allá. Los propios gobernantes debían dar ejemplo y ser los individuos más justos y sabios.

No podemos evitar sonreír. ¿Lo son realmente o buscan saltarse a la torera a la propia justicia?

La justicia... La que también tiene dos caras. Ahí está su contrario, la injusticia. Aunque la definición por parte de la RAE sea mucho más breve.

Injusticia.
(Del lat. iniustitĭa).
1. f. Acción contraria a la justicia.
2. f. Falta de justicia.

Corren malos tiempos para la justicia, para los justos, que tienen que ver como “los malos” ganan apoyándose en lo que debería proteger a "los buenos". 

Puede que nos hayamos perdido sin remedio en la práctica y nos hayamos olvidado de la teoría. Puede que la justicia sea sólo cosa del cine, de los finales felices. Eso de que, al final, el héroe o la heroína pueden con las injusticias que han padecido.

También es posible que no pueda haber justicia de verdad sin el arrepentimiento. ¿Se arrepiente Inés del Río de las personas a las que quitó la vida? ¿Se arrepiente Miquel Ricart?

Ayer fue un día triste para todos aquéllos que perdieron a seres queridos por medio de la sinrazón o la barbarie. Para ellos, no hay justicia, diga lo que diga el Tribunal de Estrasburgo. No cuesta imaginar que lo desamparados que se sienten.

No obstante, ahí está una de las máximas de Gandhi:
Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego.

Aunque sin justicia legal, probablemente se quedará ciego, porque habrá quien decida tomarse la justicia por su mano, lo que tampoco es justicia, sino venganza.

Lo que me lleva al cine, a mi superhéroe favorito, Batman, a una frase de peli que viene a decir que la venganza es satisfacción personal, mientras que la justicia es equilibrio.

Hoy más que nunca, necesitamos equilibrio.

Volviendo al tema que arrancó esta entrada... ¿Cuántos años tienen que pasar para que se compense el dolor que provoca que se le quite la vida a una persona?

No queremos ser moralistas, pero si hablamos de derechos humanos deberíamos plantearnos esta reflexión: ¿De qué sirve condenar sobre el papel a 1.000 años cuando en realidad, y según nuestro organismo jurídico, sólo se cumplirán efectivamente 30 y ni siquiera los 30?

¿Qué pensaríamos si se tratase de uno de los nuestros?

Está el perdón, porque sin dejar a Gandhi... 

Perdonar es el valor de los valientes.

Pero hay que tener claro que sin justicia ese perdón para seguir adelante puede quedarse en nada, peor incluso, puede quedarse en el rencor. Además, sin una justicia efectiva lo que podemos encontrarnos es el valor de la impunidad. 

¿Qué valores queremos trasmitirles a los más pequeños? ¿La impunidad o la justicia?

Que cada cual conteste a la pregunta, porque esta entrada no deja de ser una pura reflexión o conjunto de reflexiones. 

Porque también nosotros hemos sufrido injusticias y no hay consuelo, no lo hay, sin justicia, sea humana, poética o divina.