lunes, 28 de octubre de 2013

THE REASONS


No pensaba dar explicaciones, pero supongo que las personas que me quieren o que quiero se las merecen y este bloc de notas es un buen lugar para dejar constancia de ello.

Al fin y al cabo, soy periodista y los periodistas contamos cosas que les pasan a otras personas, pero también lo que nos sucede a nosotros/as mismos/as.

La cuestión es que he estado desaparecida de la civilización durante casi dos meses, dos meses muy largos, en los que traté de desconectar de todo, del trabajo, de los amigos, hasta de las redes sociales, en las que siempre estaba presente de algún modo.

No fue fácil irme y dejarlo todo a medias. Fue una decisión muy dura, que me costó tomar. Por haber, hubo hasta un gabinete de crisis que me echó un cable con esto de desaparecer. 

Sin embargo, soy consciente del silencio y de la preocupación que dejé a mi paso. La paradoja es que creo que fue lo que necesitaba hacer. No estaba bien y ya me estaba pasando factura a nivel físico. Perdí mucho peso en muy poco tiempo.

Porque lo cierto es que este año está siendo, sin duda alguna, un annus bastante horribilis para mí. Me ha pasado de todo lo habido y por haber, hasta cosas que todavía no entiendo, como determinados golpes a traición para desprestigiarme o empañar el apellido con el que firmo, el de mi madre. Como si yo fuera alguien súper importante.

Mi gente me dice que sufrí la envidia, la rabia de quien una vez llamé amigo. Pero yo sigo sin entenderlo, ¿cómo se puede intentar destruir o hacerle daño a una persona tan gratuitamente? En el fondo, imagino que lo que quiero es algún tipo de justicia, me da igual que sea justicia poética o divina, lo que quiero es que algún día se sepa la verdad.

Para un periodista la justicia y la verdad son dos de sus razones de ser y si renunciara a ellas mala profesional sería. Se lo he dicho a todos los que me han recomendado pasar página.

En fin... Me tuve que ir, es cierto, hice algunas cosas mal por torpeza, también lo es, pero no merecía las puñaladas por la espalda. Eso es de cobardes, de mediocres, y yo siempre he ido de frente, para bien o para mal.

Porque la gente que me conoce sabe que: 

1. No soy una mala persona y que intento ver el lado bueno de las cosas, lo mejor de las personas. 

2. Siempre he luchado por mi oficio y por aquello que quería o en lo que creía.

Pero repito, me fui y hay personas que no me lo perdonan, sobre todo es por ellas por las que escribo estas lineas. Espero que acepten mis disculpas, no fue con mala intención, ni con premeditación o alevosía. 


No me cansaré de decir que no fue plato de buen gusto irme de la noche a la mañana, pero tenía que resetear obligatoriamente y a veces la mejor forma de hacerlo es poner tierra de por medio, al menos, por un tiempo.

Echando la vista hacia atrás, hacia estos dos meses, pienso que realmente no llegué a desconectar del todo, que siempre tuve razones importantes por las que volver, más allá del trabajo, aunque también sentía que tenía que regresar sintiéndome libre, con la mente despejada de idioteces y concentrada en ser mejor de lo que una vez fui.

La pregunta que todos me hacen es: Qué hice durante esos casi dos meses de retiro.

Pues desesperarme muchas veces, pero sobre todo intentar poner en orden las ideas. Pensé, mucho. También paseé, mucho. Hablé con personas de confianza. Me repuse físicamente y traté de que determinadas heridas cicatrizaran un poco.

En ocasiones, creo que ha sido una especie de renacer, pero en otras... ¿Realmente, se puede empezar desde cero, cero, renacer, dejar atrás tanto vivido y sentido?

Como digo, en un primer momento, creí que sí. Ahora me doy cuenta de que no podemos borrar lo que hemos vivido, sobre todo lo que nos importa tanto como para estar escribiendo esta especie de redacción al estilo de: "¿Qué has hecho durante tus vacaciones?"

Lástima, que no fueran unas vacaciones como tal, aunque sí tuve mucho contacto con la naturaleza y con esa parte espiritual que todos tenemos, aunque a veces seamos puro escepticismo andante.

Reconozco que llevé bastante mal lo de sentirme inactiva, aunque fuera por prescripción médica. Lo que fue imposible fue que dejara de escribir. No obstante, repasando lo que redacté aquellas semanas...

Bueno, no fue de lo mejor de mi producción, aunque se ve cuáles son las razones por las que quiero seguir peleando y luchando. Es eso de que todo/a plumilla tiene una cosmovisión, una serie de temas, digamos, marca de la casa. Y hay también un cuaderno que espera llegar a las manos de quien tiene que leerlo. Es una especie de diario.

Casualmente, ayer echaron por la tele El diario de Noa y el paralelismo me hizo sonreír. También me está costando ver cine o el simple hecho de leer. El reset ha sido un poquito brutal para mi gusto, aunque espero recuperar el tiempo perdido con el paso de los días.

Volviendo a las personas que no me perdonan mi temporal salida del escenario... Espero que con el tiempo lo hagan y comprendan que lo tuve que hacer por mí, que el tren estaba descarrilando y que tenía que pararlo antes de que fuese demasiado tarde. Todos deberíamos hacerlo en momentos complicados.

Confieso que, en contra de lo que esperaba, la vuelta no está siendo nada fácil, me está costando volver a arrancar. Hay días desesperanzadores, mi profesión, para variar, tampoco pasa por su mejor momento.

Los políticos hablan y hablan de una recuperación que no se ve en la calle, que la gente no nota en sus bolsillos. Es decir, la gente sigue pasándolo mal en este país.

Es curioso, durante mi retiro apenas vi la televisión y al volver he comprobado con sorpresa que seguimos igual de perdidos.

El otro día se anunció a bombo y platillo que nuestra economía había crecido un 0,1%. Hablando con unos amigos, todos tuvimos claro que quienes habían crecido habían sido los mismos, sobre todo los bancos. Las cifras de beneficios de algunos de ellos son simplemente escandalosas y más cuando ponen tantas pegas a la hora de dar créditos a particulares y a empresas, cuando se han llevado tanto dinero con esto de los rescates.

Igual España también necesita un reset tan brutal como el mío, pararlo todo, eliminar lo dañino y arrancar de nuevo, pero arrancar de verdad, con alguien que realmente sepa conducir este país hacia algún sitio de provecho. Malo eso de los recortes en cultura, investigación, sanidad, educación, I+D...

En definitiva, he vuelto y he comprobado que, aunque el mundo no se detiene, en realidad tampoco cambia demasiado en dos meses. 

¿He cambiado yo? No lo sé, algo sí, estoy más centrada que cuando me fui. Supongo que lo que importa es que la esencia sigue estando ahí.

Sin ir más lejos, mis razones para quedarme en este país y luchar no han cambiado. Son las que me siguen ayudando a levantarme cada día.

El problema es que han pasado dos meses para alguna de estas razones y no se me perdona.

Me pregunto a cuánto está el kilo de perdón cuando no se ha pretendido hacer daño a nadie, sino simplemente recuperarse, física y anímicamente para volver mejor y hacer las cosas bien.

Razones... Todos/as necesitamos una serie de razones para seguir o para empezar de nuevo desde donde lo dejamos.

Tengo un amigo, muy espiritual él, que me dice que todo pasa por algo, sobre todo pasa para que nos perfeccionemos. También me dice que no tenga miedo, que alguna que otra razón comprenderá lo que tuve que hacer, aunque necesite tiempo.

No sé hasta qué punto me ha perfeccionado o me perfeccionará lo que me ha pasado, mi retiro de dos meses, sólo sé que a veces es bueno hacer un somero repaso a nuestra vida, intentar hacer las paces con nuestros errores, celebrar nuestros aciertos y potenciar nuestros talentos, todos tenemos uno o más de uno, para seguir caminando.


Razones... Resumidas en ese Hoy es siempre todavía, del gran don Antonio Machado, se ha convertido en una de mis frases de cabecera. No puedo evitarlo, ni quiero evitarlo. Esta frase estuvo conmigo cada uno de los días que pase de retiro. Es un verso lleno de esperanza, de amor, de fe... Tres cosas que todos necesitamos con retiro o sin él. Razones que a muchos/as nos ayudan a seguir. Por eso, esperaré.


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